Uso cuartos traseros de pollo por que en casa la pechuga gusta poco, además, para guisar creo que queda un poco seca. Pero que cada uno use lo que más le guste.
2 cuartos trasero de pollo, 1 cebolla, 200 gr de cualquier tipo de seta fresca incluidos champiñones o 30 gr de seta seca ( un puñado pequeño), 3 ajos, 100 ml de vino ( a gusto), aceite y sal.
Partir el pollo en trozos del tamaño que nos guste ( yo parto por la articulación solamente). Pelar y partir la cebolla. Limpiar las setas si son frescas.
En un puchero de fondo grueso, poner tres cucharadas de aceite y a fuego medio, dorar el pollo junto con los ajos pelados pero sin partir, dando vueltas para que todos los lados cambien de color. Añadir la cebolla y una cucharilla de sal, dar unas vueltas e incorporar el vino. Tapar el puchero, cocer 20 minutos a fuego bajo. Si las setas son secas, no hace falta rehidratarlas antes, se añaden a la vez que el vino. Para partirlas, solo tenemos que estrujarlas con la mano.
Si las setas son frescas seguiremos en este punto. En una sartén amplia con dos cucharadas de aceite, saltear las setas partidas como nos guste, a fuego muy vivo, solamente unos 30 segundos si son champiñones ( si son níscalos por ejemplo, 5 minutos, otras calcular, pero tienen que quedar tersas).
Pasados los 20 minutos de cocción del pollo, añadir las setas y cocer 5 minutos más. Ahora tenemos dos opciones: servirlo en este punto o bien separar el pollo en un plato y triturar la salsa, juntando todo en el momento de servir. La elección de uno u otro modo será puramente estética. Está muy bueno servido con pasta larga (espaguetis, tallarines o lo que nos guste), servirá de comida completa con una ensalada ligera.
Congela muy bien, si sobra o queremos doblar la receta.
5 comentarios:
puede ser que esté oliendo ya el plato?
nota extra: con arroz blanco tambien esta muy bueno...
Efectivamente, pero por razón de gusto, en casa nos va más con pasta larga. Casi siempre el arroz y la pasta son intercambiables.
Me gusta que vosotros interactuéis, gracias.
gracias mama.
me gusta cocinar y me enseñaron las mujeres de mi casa. Tus recetas traen el olor de la cocina de mi abuela
Sigue con tu afición es una de las más reconfortantes.
Por suerte hemos dejado atrás esa tradición de limitar a las mujeres la sabiduría de la cocina.
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