Esta es una manera de cocinar la cebolla como guarnición. El contraste entre lo dulce y lo salado queda muy bien. A mi me gusta en pequeñas cantidades ya que lo dulce me sacia pronto pero al común de los mortales les gusta. La cantidad de azúcar varía con gustos, yo siempre la pongo escasa.
Se puede hacer en cantidad y la que no se use, se puede congelar. Esto es muy cómodo, y dará menos pereza cocinarla pensando que nos servirá para varios días.
Un kilo de cebollas o una bolsa de cebollitas pequeñas, dos cucharadas de azúcar, aceite y sal. Opcional se puede añadir un poco de vino a tu gusto blanco, jerez oporto...
Pelar y cortar la cebolla a tiras muy finas- En un puchero o sartén con tape de unos 30 cm de diámetro, se ponen 6 cucharadas de aceite a fuego medio, se añade la cebolla (en juliana), 6 cucharadas de agua y el azúcar. Se remueve bien durante un par de minutos y se tapa. Se baja el fuego a muy suave,, manteniendo el "chuf chuf" y dando vueltas de vez en cuando, cocinamos durante 25 minutos. Si vemos que la escasez de aceite es manifiesta, añadiremos un poco más. Con el aceite es mejor añadir en veces según se necesite que echar demasiado al principio. Destapamos el puchero 10 minutos para que el sobrante de agua se evapore y las cebolla adquieran un color dorado tostado y se caramelice. Modificamos el fuego para que no quede nada de agua y si hemos calculado bien el aceite, solamente quedará lo justo para impregnar la cebolla. Si lo vemos muy aceitado, escurriremos antes de servir.
La cebolla confitada puede servir como guarnición o como componente de una tapa. Basta ponerle un chipirón, una gamba pelada, un pimiento rojo o verde frito, una rodaja de calabacín a la plancha........ para tener tapas muy variadas. por eso es muy cómodo hacerlo en cantidad y además da muy poco trabajo. Se puede hacer con antelación y guardarlo en la nevera o congelar en raciones hasta su uso.
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