En lugar de cuellos se puede utilizar espalda pero el precio sube notablemente y no le encuentro ninguna ventaja. La migas de pastor dulces vendrán en un próxima entrada.
1 cuello de cordero ( sin cortes), 1 cebolla pequeña o 1 puerro, 2 ajos, tomillo, romero, aceite (bastante pero sobra mucho) y sal. Opcional: migas de pastor dulces, 1 patata, 2 alcachofas.
Pelar y partir la cebolla por la mitad. Los ajos no se pelan ni se parten. Colocar el cordero y la cebolla en un puchero de tamaño ajustado, añadir las hierbas aromáticas. Todo tiene que quedar encajado, si vamos a poner patatas o alcachofas, poner todo alrededor. Cubrir con aceite y poner al fuego más bajo que podáis conseguir. La temperatura óptima es sobre 80º pero si sobrepasa un poco no es grave.
Deshuesar el cuello de cordero, quitando la grasa que hay entre la carne y desmigar.
Partir la cebolla y el ajo a trozos muy pequeños y mezclar con el cordero. Poner esta mezcla en un aro ( que puede ser un vaso de plástico con la base cortada) y presionar para compactar.

El aceite del puchero que nos ha sobrado pasarlo a un bote que sea estrecho y alto decantándolo para que la parte acuosa quede retenida pues con ella haremos la salsa. Es posible que haya que repetir esto para recuperar la mayor parte posible por eso aconsejo el bote alto para facilitar el trabajo. El aceite se puede reservar (en un bote bien cerrado y sitio oscuro ) para otros usos de cordero pues como la temperatura de uso es muy baja no se degrada.
Servir acompañado de las otras verduras que hemos confitado o bien de migas de pastor dulces.